Coronavirus Coronavirus en Centroamérica

Reporteros

Marcela Cantero, Beatriz Benítez, Evelyn Boche y Moisés Martínez
Conexión Centroamericana

Informe especial

* Este proyecto forma parte de la serie Historias Sin Fronteras y ha sido posible gracias al apoyo de la organización periodística, InquireFirst, y el Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes.

Decenas de médicos, salubristas, científicos, epidemiólogos y más profesionales se han puesto —muchas veces sin pretenderlo del todo— el traje de la disidencia para protegerse de la pandemia política, en Centroamérica; de Gobiernos que se dan el lujo de desoír, censurar o abiertamente darle la espalda a quienes están preparados para atender una crisis que exige acciones con base en datos comprobados y no en ocurrencias o intereses políticos.

A esa conclusión, llegó el equipo de periodistas de Conexión Centroamericana, el cual buscó respuestas a la pregunta “¿qué papel han tenido los científicos durante la pandemia por COVID-19?”, en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Este despliegue informativo resulta vital para una región que conecta a las “Américas”; pero, se queda en un gris, muy borroso, entre las descomunales cifras de contagios y muertes de Estados Unidos y las abrumadoras imágenes de cuerpos en las calles en países, como Brasil, Perú y Ecuador.

El istmo centroamericano no escapa de estas crudas escenas ante una pandemia que parece lejos de ver la luz, al final del túnel, y en donde los gobiernos miran de reojo a los investigadores, quienes se organizan para informar y proponer desde la disidencia.

Medición de temperatura Hasta la llegada de una vacuna, las mascarillas y mediciones de la temperatura serán parte de la nueva normalidad. Foto: Óscar Navarrete.

Durante junio y julio, se realizó una revisión exhaustiva del manejo de los primeros cinco meses de la crisis sanitaria de COVID-19, en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica —de Honduras solo se analizaron datos y estrategias sanitarias—.

En marzo, estos países registraron sus primeros casos importados del virus SARS-CoV-2, causante de la infección respiratoria COVID-19; dos meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) describiera que un nuevo tipo de coronavirus era el causante del brote de “neumonía atípica”, reportado el 31 de diciembre por China.

Tasa R del COVID-19 en Centroamérica

La tasa R de reproducción muestra el potencial de crecimiento de una epidemia al señalar a cuántos individuos contagia cada enfermo; por ejemplo, una tasa R igual a 1 significa que un infectado contagia a otro más, en promedio. Cuando R sea menor a 1, la pandemia estará en camino de extinguirse.

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* Aunque coinciden cambios en medidas y en la tasa R; no puede fijarse una relación causa-efecto.
• Nota: Los datos de Nicaragua carecen de validez para este análisis.

FUENTE: DEMÓGRAFO, LUIS ROSERO, CCP-UCR / MEDIDAS ELABORACIÓN PROPIA.


La llegada del virus activó encuentros y desencuentros del gremio médico-científico con las autoridades quienes, en su mayoría, prestaron oídos sordos a sus recomendaciones —Costa Rica mostró un mayor equilibro entre estos actores—.

En este informe especial, los reportajes sobre cada país centroamericano ahondan en esa ruptura entre ciencia y política, a partir de más de 40 entrevistas realizadas; compilación y revisión de las decisiones tomadas por las autoridades —estrategias sanitarias, manejo político y reapertura económica—; chequeo de datos sobre el impacto de la pandemia; documentos oficiales; sitios web, redes sociales, videos y audios, consultados por Conexión Centroamericana.

Al cierre de edición, el 25 de julio, la crisis sanitaria sumaba 115.591 casos acumulados con 3.393 decesos, según los datos oficiales de cada nación —la cantidad sube a 120.907 enfermos con 5.634 fallecidos con los datos de grupos independientes de Nicaragua, dado los inciertos números de su Gobierno, al cual OPS pide mayor transparencia—.

Mortalidad por COVID-19

Las muertes por COVID-19 hablan de la severidad de la pandemia, como los decesos por cada 100.000 adultos mayores, el grupo más afectado -el numerador incluye defunciones de todas las edades porque no hay datos desagregados-.

Muertes por cada 100.000 adultos mayores / Acumulado al 5 de agosto

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• Nota: Los datos de Nicaragua carecen de validez para este análisis.

FUENTE: DEMÓGRAFO, LUIS ROSERO, CCP-UCR.

Vacunas bajo crucial etapa de pruebas

Ninguno de los países centroamericanos participa en alguno de los estudios que buscan una vacuna contra el virus, SARS-CoV-2, la gran apuesta contra el tiempo para frenar decesos por COVID-19.

Pese a ello, sí existen mecanismos a través de los cuales se espera llegue la inmunización al istmo; de hecho, existen 165 propuestas candidatas para una vacuna, en su mayoría, en etapas tempranas con solo 23 estudios en seres humanos, según el reporte en línea de la OMS, al cierre de edición, el 25 de julio.

“Todos, absolutamente todos, tendrán acceso a la vacuna bajo el modelo de OPS (…) por supuesto, existe un tema de la capacidad de producción de los laboratorios, pero podemos decirle a la región que contará con la vacuna llegado el momento”, indicó el director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de ese organismo, Marcos Espinal, en entrevista con Conexión Centroamericana, desde Washington D. C.

El vocero de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recordó que los países de América tienen acceso a las inmunizaciones a través del sistema de compra de la entidad, el cual permite mejores precios y una distribución “justa y equitativa”, subrayó.

A la fecha, existen 165 propuestas candidatas para una vacuna, en su mayoría, en etapas tempranas con solo 23 estudios en seres humanos, según el reporte en línea de la OMS, al cierre de edición, el 25 de julio.

En este momento, las miradas se centran en la inmunización de la Universidad de Oxford y del laboratorio sueco Astrazeneca, la cual mostró seguridad y generación de respuesta inmune, al virus SARS-CoV-2, en la fase II del estudio con 1.077 participantes; ahora, sus investigadores se lanzan a la fase III para medir su eficacia contra el virus, en 47.000 voluntarios.

Hasta ahora, Astrazeneca ha dicho que dará la primera producción de su vacuna a precio de costo.

“Ellos ofrecen una producción de 2 mil millones de dosis con 400 millones de dosis disponibles, para finales de este año; esto es una apuesta muy agresiva —si obtienen la vacuna—”, indicó la directora del Instituto Costarricense de Investigaciones Clínicas, Jessie Orlich, en una conferencia virtual de la Academia Nacional de Ciencia de ese país, en la cual brindó un panorama sobre las inmunizaciones bajo estudio.

Nadie puede prometer fechas

Al estudio de Astrazeneca, se suma la vacuna candidata de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos con la compañía de biotecnología Moderna que, al cierre de edición, mantenía su cronograma para pasar a fase III, el 27 de julio, con 30,000 voluntarios de ese país del norte.

Finalmente, el laboratorio estadounidense Pfizer y la compañía alemana BioNTech anunciaron que su inmunización candidata pasó también a esa tercera fase: reclutarán a 30,000 voluntarios en países, como Estados Unidos, Argentina, Brasil y Alemania.

“Aún, no hay certeza de que las vacunas den inmunidad prolongada, una publicación reciente mostró que pacientes ya recuperados vuelven a presentar la enfermedad —COVID-19—, en semanas o meses (…) No se sabe bien cuántas dosis se ocuparán, no hay ninguna certeza de esto”, alertó la doctora, Orlich, quien agregó que tampoco pueden darse fechas cuando se trata de investigaciones.

Por su parte, el epidemiólogo, Rolando Herrero, director de la Agencia Costarricense de Investigaciones Biomédicas, resaltó que los equipos científicos “están volcados en las investigaciones sobre el SARS-CoV-2 para buscar las soluciones, lo más rápido posible”, dijo el experto, reconocido por formar parte del estudio mundial de la vacuna contra el virus papiloma humano.

En agosto, Herrero se sumará a ese grupo con la presentación de RESPIRA: estudio con 5,000 voluntarios —enfermos y sanos—, el cual medirá el nivel de anticuerpos en el organismo y por cuánto tiempo permanece esa inmunidad, tras una infección por COVID-19; a fin de despejar las dudas sobre posibles reinfecciones con el virus.

Para ello, reclutará a 5,000 voluntarios, entre enfermos y el grupo de control, pacientes atendidos por la Caja Costarricense del Seguro Social de Costa Rica, aliado de este trabajo.

Además, como parte de RESPIRA, se estudiará la forma de transmisión del virus en las familias de los pacientes, rama de la investigación que se llevará adelante en coordinación con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos.

Marcos Espinal
Director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales (OPS)

“Todos, absolutamente todos, tendrán acceso a la vacuna bajo el modelo de OPS (…) por supuesto, existe un tema de la capacidad de producción de los laboratorios, pero podemos decirle a la región que contará con la vacuna llegado el momento”.

Jessie Orlich
Directora del Instituto Costarricense de Investigaciones Clínicas

“Aún, no hay certeza de que las vacunas den inmunidad prolongada, una publicación reciente mostró que pacientes ya recuperados vuelven a presentar la enfermedad —COVID-19—, en semanas o meses (…) No se sabe bien cuántas dosis se ocuparán, no hay ninguna certeza de esto”.

34 países compartirán innovaciones

El trabajo de Herrero es un ejemplo de las iniciativas de científicos de Centroamérica cuyos cerebros están concentrados en las demandas de una crisis donde la incertidumbre es la única certeza.

De nuevo, la gran pregunta salta en cuanto a un democrático acceso a todo este conocimiento, además de las opciones de tratamientos e inmunizaciones.

En esa línea, ante una propuesta del Gobierno de Costa Rica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó el Repositorio de Derechos del COVID-19.

Lanzado el 29 de mayo, la meta es que sus países miembros coloquen las pruebas de diagnóstico, dispositivos, medicamentos y, también, vacunas que hayan desarrollado con acceso libre o licenciamiento en condiciones razonables para los países de la OMS —a julio, 34 naciones formaban parte del repositorio —.

“En el caso de tratamientos que sean desarrollados privadamente hay dos formas de acceder a ellos, uno, que voluntariamente los coloquen en el repositorio o acceder a fondos que se están trabajando para hacer compra de patentes que sean parte de ese repositorio”, explicó el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, a Conexión Centroamericana.

Carlos Alvarado

Presidente de Costa Rica

A la mesa para hablar de salud

Lejos de los laboratorios, para dialogar sobre la crisis sanitaria, como región, existe el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el cual congrega a los Gobiernos de América Central y de República Dominicana.


Dentro del SICA, opera el Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana; su sitio web ofrece datos, capacitaciones en línea, pronunciamientos y boletines sobre los encuentros de sus miembros.

Irónicamente, desde el 25 de junio, la Ministra de Salud de Nicaragua, Martha Reyes, preside ese consejo, una jerarca quien lee su reporte de casos de COVID-19, hasta en menos de dos minutos, ante la prensa oficialista de su país.



En este escenario, la OPS mantiene su rol de ente especializado que brinda recomendaciones con evidencia científica; apoyo logístico para donaciones de otras naciones, así como, la compra de insumos con precios más accesibles.

En Guatemala y Costa Rica, el organismo ha asesorado a sus gobiernos en momentos claves; en el primer país, en la elaboración de un tablero de datos para su reapertura económica.

En el caso costarricense, el 11 de junio, el Gobierno presentó el llamado “Plan de Cooperación Sanitaria para la Zona Norte”, fronteriza con Nicaragua, con la participación de las Naciones Unidas —incluido OPS—; donde el incremento de caso de COVID-19 desplegó una fuerte vigilancia de fronteras e inspecciones laborales y sanitarias en empresas agrícolas.

OPS pasa de largo para Ortega

En Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega pregonaba contar con el respaldo de OPS, en sus acciones contra la pandemia.

De hecho, durante las primeras semanas, este organismo mantuvo una cauta postura en relación con el actuar de las autoridades; pero, el 7 de abril, OPS dio un giro cuando su directora, Carissa F. Etienne, se refirió a la situación de ese país ante una consulta de un periodista, en su conferencia de prensa para las Américas.

“La OPS ha estado preocupada por la respuesta al COVID-19 que se ve en Nicaragua. Nos preocupa la falta de distanciamiento social, la convocatoria de reuniones masivas. Nos preocupan los exámenes, la trazabilidad de los contactos y la notificación de casos. También, nos preocupa lo que vemos como una prevención y control de infecciones inadecuados”, indicó Etienne.

Por su parte, el representante de OPS en El Salvador, Carlos Garzón, aparece sentado, en los primeros puestos, escuchando en silencio, cuando el mandatario, Nayib Bukele, ha dado conferencias de prensa con temas muy álgidos, de corte político y no sanitarios.


Bukele Nayib Bukele brinda sus informes rodeado de su gabinete, además, suele unirse el delegado de OPS en El Salvador. Foto: Facebook NB.

Técnico, médico, científico, en tiempos de COVID-19, todo pasa por lo político; en Centroamérica, quienes logren la mejor dupla saldrán más rápido de esta cuarentena.


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